Luciano Vásquez

martes, octubre 28, 2008

El Mareo de los Candidatos

Tras las elecciones municipales, los candidatos a la Presidencia quedaron bailando en la cuerda floja. Todos por igual. Ya ninguno sabe si sus posibilidades resultaron fortalecidas o debilitadas. Es tanto el enredo de las cifras electorales, que los partidos parecieran estar hundiéndose en medio de feroces recriminaciones, de tempestades internas que amenazan con fraccionar todavía más el ya quebradizo escenario político, y de un ímpetu renovador que surge desde los sectores más jóvenes y marginales.

Sebastián Piñera, el abanderado de la derecha que corría solo y que encabezaba todas las encuestas, ahora siente que el piso se le mueve y que sus posibilidades se las va llevando el viento, porque la UDI está sacando cuentas felices y cree que puede levantar candidato propio. Renovación Nacional, que con los resultados del domingo había quedado como el partido con mayor fuerza electoral del país, paradojalmente ve tambalear su directiva, atemorizada ante los gestos vengativos de su aliado, la UDI, y ante las inquietudes internas que parecen estallar al viejo estilo derechista, a puñaladas por debajo de la mesa.

Entre los candidatos presidenciales de la Concertación las cosas se ven todavía peor. Ricardo Lagos ya no puede contener las divisiones del conglomerado y apenas resiste las embestidas de la directiva socialista encabezada por Camilo Escalona. El otro candidato socialista, José Miguél Insulza, corre de un lado a otro pidiendo a gritos que lo tomen en cuenta. Es pintoresco. Después de todo lo que le costó al país llevarlo al cargo de secretario general de la OEA, ha dejado botada la pega en Washington y se ha instalado en Chile en calidad de candidato a horario completo. Sus recetas políticas y sus desesperados llamados a la Concertación para que se una en torno a su propia figura, no parecen despertar mayor interés ni entusiasmo en el oficialismo. Sus correligionarios lo miran sin decir nada y hasta parecen burlarse de sus afanes.

En la Democracia Cristiana las peleas se desataron a gritos y la candidatura presidencial de Soledad Alvear, que en un momento se vio tan firme y poderosa, ahora navega a la deriva tratando de desembarcar en la forma menos humillante posible. Y Eduardo Frei Ruiz Tagle, el eterno candidato presidencial DC, que creyó cosechar en aguas revueltas, comprueba ahora que sus posibilidades se perdieron en la derrota que sufrió el domingo su partido.

Los únicos ganadores de la jornada están resultando ser los comunistas. Crecieron en votos y en poder político. Después del domingo, se constituyeron en la fuerza que va a decidir el triunfo o la derrota de la Concertación en las próximas parlamentarias y presidenciales.

El PC es ahora el árbitro de la política. Un árbitro que cobra caro. ¡Vaya que lo sabemos los chilenos!

lunes, octubre 27, 2008

El voto de la gente

Tras las elecciones, los políticos se han enfrascado en una discusión de nunca acabar respecto al significado de los votos. Siempre ocurre lo mismo. Ninguno acepta la derrota. Y todos se sienten vencedores.
Sin embargo, la gente expresó su pensamiento con claridad contundente. Entregó las alcaldías a la Alianza y dejó a la Concertación con los concejales. La oposición tendrá ahora la responsabilidad de administrar las comunas más importantes del país, de manejar los recursos municipales, de garantizar a los vecinos la honestidad de los gastos. Y los numerosos concejales de la Concertación tendrán que actuar como fiscalizadores, pero sin tener acceso al cajón de la plata. Una determinación fina, elegante, pero severa para castigar la corrupción.

viernes, octubre 24, 2008

LA ÉTICA Y LOS MEDIOS

Uno de cada tres diarios importantes de Estados Unidos se ha pronunciado en favor de la candidatura de Barack Obama. El último en hacerlo fue nada menos que The New York Times. Poco antes lo habían hecho The Washington Post y The Chicago Tribune.

Ninguno de los grandes periódicos que se han comprometido abiertamente en la lucha política norteamericana, ha explicado la forma cómo harán efectivo su apoyo al candidato demócrata. Pero, sea cual sea el procedimiento, lo cierto es que los lectores tienen derecho a poner en duda la objetividad de las informaciones, de los análisis y de los enfoques noticiosos.

La relación entre el público y los medios informativos descansa en la buena fe. La gente cree que el producto periodístico que le entregan es verdadero, limpio, sin trampas ni tergiversaciones. Sobre esa base de credibilidad se construye la opinión pública.

En la actual campaña política norteamericana se ha puesto en duda la honestidad informativa de los grandes diarios y de las cadenas de televisión, porque se han mostrado parciales y porque sus informes parecieran inducir al engaño colectivo.

Lo que está ocurriendo en la prensa norteamericana colisiona con los conceptos éticos tradicionales. Vale la pena observar la reacción del público de ese país ante el nuevo giro de los medios informativos.

jueves, octubre 23, 2008

Reducir costos

Los gruesos titulares de la prensa sobre la debacle en las Bolsas de todo el mundo, no logran conmover mucho a la gente común. Más impacto están causando las noticias que corren de boca en boca sobre cierre de fuentes de trabajo, sobre la cesantía que viene.

Estos son tiempos en que los empresarios y ejecutivos se sientan a revisar las planillas de pago de sus trabajadores, con la decisión implacable de reducir costos. Y también son tiempos en que los trabajadores se asoman a observar, con ojo crítico, los automóviles de lujo de los empresarios y ejecutivos, sus residencias frente al mar y la montaña, sus costosas extravagancias.

Las reducciones de personal pueden ser justificadas por imperativos del mercado. No así las rentas fijadas a dedo de que disfrutan los presidentes de empresas y los altos ejecutivos, porque no guardan relación con la realidad económica y porque llevan a establecer distancias sobrecogedoras con lo que gana un trabajador típico de su propia empresa.

A la hora de reducir costos, el sector privado tendrá que demostrar espíritu de justicia y realismo.

martes, octubre 21, 2008

OBAMA Y LA ILUSIÓN IZQUIERDISTA

La izquierda, siempre soñadora, siempre dogmática, acaricia con entusiasmo casi infantil su creencia de que la crisis económica mundial nos llevará de vuelta al socialismo duro, al retorno triunfal de Marx.
Hay comentaristas internacionales de la TV chilena que disfrutan culpando a Estados Unidos y al Presidente Bush de todos los males y peligros que sufre el mundo. No me gusta personalizar, pero no puedo dejar de apuntar a Raúl Sohr, de Chilevisión, como uno de los típicos cocineros que amasan el pan anti norteamericano de la izquierda.
La verdad es que, objetivamente, no se vislumbra ningún debilitamiento de la superpotencia que nos haga pensar en la pérdida de su liderazgo universal, y que justifique razonablemente el alegre optimismo izquierdista.
Uno de los más convencidos de que el poder norteamericano se mantendrá incólume en el tiempo es Barack Obama, a quien muchos quieren ver como el socialista llamado a desmantelar el “imperio” y a destruir la economía de libre mercado..
Obama es un excelente escritor y un muy buen analista político. En su libro “La Audacia de la Esperanza”, denuncia con elocuencia “la zona muerta” en que se ha convertido la política de su país. Y sus diagnósticos muchas veces parecen encajar perfectamente con lo que ocurre en Chile. Es el caso, por ejemplo, de la educación. Hablando de la necesidad de reformar el sistema educativo “de arriba abajo” y de “reforzar el cuerpo docente”, en matemáticas y ciencias, señala que el debate nacional parece atascado en la disputa entre los que dicen que el dinero no es la solución y aquellos que piden más dinero sin dar garantías de que lo utilizarán bien.
Y en cuanto al mercado, no admite dudas el pensamiento de Obama: “No puede resultar sorprendente que tendamos a dar por sentado nuestro sistema de libre mercado, a asumir que se deriva de forma natural de las leyes de la oferta y la demanda y de la mano invisible de Adam Smith. Y una vez asumido esto no se está muy lejos de pensar que cualquier intromisión del gobierno en el mágico funcionamiento del mercado – ya sea a través de los impuestos, la reglamentación, los pleitos, las tarifas, la proteccion laboral o el gasto en programas sociales- va necesariamente en detrimento de la empresa privada e impide el crecimiento económico. La bancarrota del comunismo y el socialismo como medios alternativos de organización económica ha contribuído a reforzar esta asunción”. Y remacha: “No está de más recordar, pues, que nuestro sistema de libre mercado no es el resultado ni del derecho natural ni de la divina providencia, sino que surgió a través de un doloroso proceso de prueba y error, a través de una serie de difíciles elecciones entre la eficiencia y la justicia, entre la estabilidad y el cambio”.
En consecuencia, lo que resulte de la próxima elección presidencial norteamericana no va a poner en juego la economía de libre mercado, ni la globalización, ni la influencia mundial de Estados Unidos. Y no habrá una resurrección de Marx.