PINOCHET, DOS AÑOS DESPUÉS
Esta fecha ha mostrado un cambio sutil pero apreciable en el recuerdo de Pinochet. Hasta hace poco, era el gran innombrable. Después de su fallecimiento, cuando se acallaron las virulentas campañas en su contra, su hizo el silencio en torno a su memoria y la prensa dejó de mencionarlo, salvo en las noticias que anunciaban los renovados y estériles esfuerzos de algunos jueces por demostrar su enriquecimiento ilícito o la responsabilidad que pudo tener en los casos de derechos humanos. Esos procesos, que se arrastran penosamente por los escritorios judiciales y policiales a través de los años, nunca han podido llegar a comprobar falta alguna del fallecido gobernante. Pero han dejado en claro que, más allá de buscar justicia, se orientaron hacia el abuso y la venganza.
Últimamente, y en forma perceptible, ha comenzado a emerger nuevamente la figura del general Pinochet en la conciencia pública, ahora con una imagen suavemente favorable. Ha habido algunas publicaciones de prensa recordando las obras macizas de su gobierno, sin mezclarlas con los crímenes de la CNI. Ya es un avance. Y ha sido la celebración del 30º aniversario de la mediación papal que evitó la guerra entre Chile y Argentina, el pretexto que ha permitido reconocer abiertamente su brillante y colosal esfuerzo a favor de la paz.
La prensa, en sus reportajes e investigaciones sobre el conflicto del Beagle, no ha podido ocultar la patriótica y digna conducción de los acontecimientos por parte del gobierno que dirigía con mano firme el general Pinochet.
Faltaba aún la guinda de la torta. En el acto realizado en Monte Aymond para recordar los 30 años de la mediación papal, la mismísima Presidenta Bachelet valoró oficialmente el rol del gobierno militar a favor de la paz. EL MERCURIO, sábado 06, dedicó su editorial al acontecimiento y consignó textualmente: “La sobresaliente calidad del equipo jurídico-diplomático, encabezado por el entonces canciller Hernán Cubillos,- lo que la presidenta Bachelet reconoció en el acto de Monte Aymond,, y la conducción firme y tranquila del Presidente Pinochet permitieron llevar a buen término un proceso intensamente trabajoso…”
El telón del odio ha comenzado, pues, ha descorrerse para que los chilenos conozcan sin prejuicios la obra cumplida por Pinochet.
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