Luciano Vásquez

sábado, noviembre 01, 2008

Los negros y la democracia

Cuando llegué por primera vez a Estados Unidos,- allá por los sesenta,- me maravilló ver la forma cómo emergía la protesta negra en el marco de la democracia más sólida y perfeccionada del mundo. Eran tiempos de gran violencia, marcados por los asesinatos de Martin Luther King y de los hermanos John y Robert Kennedy.

Era común ver en aquellos días las huellas de la discriminación racial. Había líneas de buses en que se prohibía a los negros viajar sentados. Tampoco tenían acceso a todos los lugares públicos. Nat King Cole cantaba en los hoteles más lujosos de Las Vegas, pero no se le permitía alojarse ni comer en ellos.

Todo ese cuadro doloroso de la lucha racista, fue desperfilándose en el curso de unas cuantas decenas de años, desde los peldaños más bajos de la escala social hasta las cúspides políticas, empresariales y culturales del país. Las escuelas más exclusivistas del poder blanco abrieron sus puertas a los afroamericanos. También lo hicieron las universidades, los bancos, el Congreso, la Casa Blanca.

Hay que tener a la vista este triunfo impresionante de la democracia norteamericana, al apreciar la fulgurante e inédita campaña de Barack Obama para alcanzar la presidencia de la nación. Desde Abraham Lincoln a Obama…un vuelco total en la historia.

Muchos de los países que critican a Estados Unidos por su situación racial, lo hacen para disimular sus propias iniquidades. Los estados comunistas han mostrado una implacable intransigencia racista a lo largo de la historia. Esa actitud perdura en Cuba, donde vive una de las poblaciones negras más numerosas de América, y donde ningún negro puede aspirar a la igualdad racial.

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