Turismo a la chilena, por Juan del Mar

¿Sabe usted cuánto cuesta ir de paseo a Viña del Mar un fin de semana cualquiera? Entre pagos de peaje, bencina, estacionamientos y restaurante, un matrimonio de santiaguinos debe pagar entre sesenta y setenta mil pesos…por darse el gusto de permanecer apenas unas cuantas horas frente al mar.

El turismo en Chile siempre ha sido uno de los más caros del mundo. Y sin embargo, la oleada de visitantes a la zona costera va creciendo cada año en forma arrolladora. La tradicional escasez de alojamientos, que por décadas obligó a muchos a regresar de madrugada a Santiago o a dormir en los automóviles, ha cedido paso a una construcción masiva de hoteles y de departamentos que hoy forman un aparatoso murallón de cemento que se extiende desde Playa Ancha hasta Concón. Estos edificios de altura se amontonan desordenadamente en los cerros y a orillas del mar y, para desesperación de sus ocupantes, se tapan la vista panorámica unos a otros.

Si el destino del viajero es Valparaíso y no Viña del Mar, deberá conformarse con apreciar el paisaje a la distancia, porque las principales avenidas y miradores de la ciudad están a la miseria, mientras obras monumentales, como la Iglesia La Matriz están rodeadas de basurales. Los porteños , tan regionalistas ellos, se sentirán dolidos si leen estas líneas, pero deben aceptar que se trata de verdades, molestas, pero molestas al fin.

La llegada de los grandes cruceros ha activado otro problema irritante para el viajero, el cual debe sobreponerse a la falta de señales preguntando por las calles cómo y por dónde debe llegar hasta el buque.

Tarea para los nuevos alcaldes y concejales. No sólo deben empeñarse en ganar las elecciones, sino en solucionar los problemas de sus comunas.