Luciano Vásquez

domingo, enero 11, 2009

DIOS DE LOS RICOS

“Legionarios de Cristo en Chile. Dios, Dinero y Poder” es un buen libro para las vacaciones. Se lee de un tirón. Es entretenido, transita por los callejones misteriosos de la Iglesia, muestra al trasluz la personalidad de sus curas, sus ambiciones y sus vicios, sus grandezas y mezquindades, y examina sin remilgos las luchas enconadas que libran las congregaciones religiosas por el poder y el dinero.

Se trata de una investigación periodística realizada por dos periodistas chilenos al mejor estilo norteamericano. Sus autores son Andrea Insunza Corvalán y Javier Ortega Serrano, ambos académicos de la Universidad Diego Portales.

Los Legionarios, congregación fundada en 1941 por el cura mexicano Marcial Maciel Degollado, se extendieron rápidamente por el mundo y llegaron a Chile a comienzos de los ochenta. Eran los años de la Iglesia comprometida profundamente con la oposición al gobierno de Pinochet. El Cardenal Silva Henríquez, llamado “el cura rojo” por su clara postura política, se vio enfrentado a tener que autorizar o rechazar la llegada de los Legionarios. El clero nacional se puso en pie de guerra. Los vicarios corrieron a presionar a su obispo para que los rechazara. “¡Son momios!” le decían. “¡Sólo se dedicarán a atender a los ricos!”. Y sin embargo, el cardenal que lideraba la opción del Dios para los pobres nacida del CELAM, inclinó su cabeza y dijo “sí” a la petición.

¿Por qué lo hizo? Porque de tanto avanzar hacia la izquierda y estigmatizar a los ricos, la Iglesia chilena se había ido empobreciendo, al punto de no tener ya cómo financiar algunos de sus colegios más emblemáticos. La llegada de los Legionarios resultaba providencial. Ellos se hicieron cargo de algunos colegios y emprendieron con fuerza, astucia y decisión, la tarea de penetrar la elite chilena, proyectando sus objetivos al campo educacional con la habilitación de colegios y universidades para adiestrar a la juventud en la conquista de liderazgos, dinero y poder.

Dios llegó con ellos a los barrios ricos de Chile. El ostracismo a que los había sometido la Teología de la Liberación, entraba a su ocaso. Los jesuitas contemplaban desolados cómo se inclinaba la balanza hacia el otro lado. Su izquierdismo comenzaba a perder la batalla por el financiamiento.

En el libro surgen de pronto personalidades conocidas del mundo empresarial y político enrolándose en los dictados de los Legionarios. Pablo Zalaquet, actual alcalde de Santiago; diputados de la UDI, son algunos de los personajes vistosos.

Los Legionarios tendieron la mano a los poderosos por sobre barreras tradicionales de la Iglesia católica. Por ejemplo, acogieron a los divorciados, dejando estupefactos a sus vecinos del Opus Dei.

Los Legionarios llegaron a disponer de tanto poder, que pronto se les comenzó a llamar “Los Millonarios de Cristo”. Sus programas de enseñanza lideran el panorama educacional chileno a través de los colegios Cumbres y Everest y la Universidad Finis Terrae.

El poder creciente de la orden no se debilitó ni siquiera cuando su fundador, el padre Marcial Maciel recibió una dura sanción del Vaticano por pecados de pedofilia.

Lean el libro. Se van a entretener.