MATAR POR MATAR
El amenazador anuncio de un padre de familia al fiscal, de que se encargará personalmente de buscar al asesino de su hijo para vengarlo, porque ya no cree ni en la policía ni en la justicia, es el ejemplo emblemático de esta intranquilidad que viven los chilenos ante una criminalidad que aumenta cada día en número y en ferocidad. De nada sirve que los ministros y políticos oficialistas salgan diciendo que ahora se cometen menos delitos que el año pasado…No es esa la percepción de la familia común, que ha debido hacer de su vivienda una celda enrejada para protegerse de los asaltos, que ve con horror cómo el asesino recupera su libertad de un día para otro y retorna a las andadas con renovados bríos, que ve instalarse impunemente en el barrio a bandas de traficantes de drogas que se disputan a tiros sus mercados.
La tan publicitada Reforma Procesal Penal no está cumpliendo con las expectativas. Ha quedado a cargo de unos jovencitos recién titulados que convertidos en jueces o fiscales son fácil presa de abogados con muchos kilómetros recorridos, cancheros, ladinos, que saben burlar la justicia y rescatar de las manos de la ley al delincuente más comprometido.
Los derechos humanos del asesino no son más importantes que los derechos humanos de sus víctimas. Y hoy se mata por el placer de matar. Cualquiera puede ser acuchillado o baleado en la calle o en su propia casa. Hombre o mujer. Adulto o niño. La crónica roja ha dejado de ser un tema exclusivo de la prensa sensacionalista y hoy está instalada en los principales titulares de todos los medios informativos.
Por todo eso, mi voto es para la crisis de la Justicia como la noticia más importante del año.